Rubio-Oliveira, J. C.
2 Rev. cient. sist. inform. 2(2): e384; (jul-dic, 2022). e-ISSN: 2709-992X
1. INTRODUCCIÓN
A nivel mundial las empresas necesitan generar vínculos positivos con los clientes, para ello el conocer sus
preferencias y expectativas se ha vuelto indispensable para la venta de productos y/o servicios (Mendoza
Gutierrez y Loaiza Torres, 2021). Sin embargo, la inadecuada planeación estratégica, los débiles procesos
operativos y los problemas administrativos, generan riesgos y efectos negativos en las actividades
comerciales de los distintos sectores empresariales (Brito Gómez, 2018). Entre ellos, el sector
gastronómico, donde lograr la calidad de lo ofertado ha tomado protagonismo y un reto para sobrevivir en
el mercado y al fenómeno de la globalización (Monroy Ceseña & Urcádiz Cázares, 2018).
Asimismo, el contexto de la pandemia ocasionada por el COVID-19, ha traído consigo, para el caso de la
pequeña y mediana empresa (PYMES) impactos negativos, como la reducción de ventas y pérdida de la
cuota del mercado (Bullemore-Campbell & Cristóbal-Fransi, 2021). Para revertir dicha situación, las PYMES
han tenido que implementar estrategias operacionales y de marketing, con el fin de satisfacer los nuevos
requerimientos de los clientes y así poder mantener sus metas financieras (García-Contreras et al., 2021).
Además, García-Madurga et al., (2021) señalan que en tiempos de COVID la tecnología se convirtió en la
mejor herramienta para asegurar la supervivencia de distintos sectores empresariales.
En tal sentido, las empresas deben trabajar en función a mejorar las estrategias y mecanismos que ayuden
al acceso y búsqueda de información, todo en fusión con la tecnología, considerado el aliado indiscutible
del éxito de empresarial (Cuenca-Fontbona et al., 2020), Además, en pleno siglo XXI el estatus tecnológico
de una empresa puede determinar la eficacia de la misma en los mercados productivos (Ollivier Fierro et
al., 2021).
Entonces, la innovación tecnológica permite utilizar los recursos existentes de la empresa de manera
sistematizada, mejorando la capacidad de gestión del negocio, considerando el entorno y factores
intervinientes (Terán Bustamante et al., 2019). Por lo que, dicha innovación representa un eslabón
fundamental para superar los desafíos de la economía globalizada y cambiante (Hernández et al., 2017).
Sin embargo, Buenrostro Mercado & Hernández Eguiarte (2019) manifiestan que las MYPES son el grupo
de empresas que tienen mayores brechas para adquirir infraestructura tecnológica debido a los reducidos
presupuestos que manejan.
Bajo ese contexto, la herramienta tecnológica que se acomoda más a la situación económica que manejan
las PYMES son las redes sociales, que poseen gran eficacia e impacto comunicativo, facilitan los procesos
comerciales y sobre todo está dirigida a cualquier tipo de público sin la necesidad de estar centrada en
algún tema específico (Trejos-Gil, 2020). Según, (Bricio Samaniego et al., 2018) las redes sociales como
Facebook, Instagram, LinkedIn, Twitter, WhatsApp, entre otras, se han convertido en el principal medio
para llegar al cliente, generando nuevas capacidades y competencias para los propietarios de las empresas
a fin de poder comercializar productos o servicios.
Entonces las redes sociales se convierten en la herramienta que permite las transferencias de
conocimiento, donde gracias a sus características, permiten detectar oportunidades dentro de los
mercados internacionales, nacionales y locales a fin de mejorar capacidades empresariales (Sampedro
Guamán et al., 2021). Además, Cho et al. (2020) y Zurita-Mézquita et al. (2021) mencionan que la inclusión
de las redes sociales en el mundo empresarial representa una estrategia mercadológica con fines de
construir y posicionar la imagen de la marca.
Perdigón Llanes et al. (2018) señalan que las principales estrategias de comercio electrónico y marketing
digital en conjunto con las redes sociales, fortalecen la interacción con los clientes y se pone a la par del
constante crecimiento del Internet en plena era digital, donde el sector turismo es uno de los grandes
beneficiados, especialmente el sector gastronómico, ya que por estudios quedó demostrando que el 32%
de los consumidores usan redes sociales para la búsqueda de información sobre comida, restaurantes y