Cotrina-Trigozo, T. et al.
2 Rev. Amaz. Cienc. Econ. 3(1): e662; (Ene-Jun, 2024). e-ISSN: 2810-8825
1. INTRODUCCIÓN
La comunidad nativa de Yurilamas se encuentra ubicada en la cuenca del Alto Shanusi, cuenta con una serie
de atributos que hacen de este lugar una zona con un alto valor natural y cultural (Rainforest Alliance,
2022). Desde el punto de vista de los factores ambientales, este lugar es importante por ser una de las áreas
de bosque de montaña más preservados y biodiversos de la región San Martín (SGP, 2019), debido a la
diversidad y singularidad de su vegetación, entre la que sobresale la Caoba (Swietenia Macrophylla),
conocida como el oro rojo en los países desarrollados, la Lupuna (Trichila Quadrijuga), la variedad de
Helechos, como el Helecho Arborrios (Microgramma Percussa) y la gran variedad de plantas medicinales
como el Ayahuasca (Banisteriopsis Caapi), Sangre de Grado (Croton Lechleri) y el Chuchuhuasi (Heisteria
Acumynata) (Misha, 2022). También destaca una gran cantidad de especies de aves, mamíferos terrestres
y reptiles, varias de estas especies son endémicas, es por ello por lo que constituye un ambiente natural a
su vez muy frágil, tanto en el aspecto biótico como abiótico en donde cualquier alteración del terreno o
daño a la vida silvestre dejan lesiones perdurables (Aquino Yarihuamán & Encarnación Cajañaupa, 2007).
Asimismo, cuenta con paisajes de notable belleza escénica debido a su flora y fauna, así como cadenas de
montaña y gran variedad de recursos hídricos y cuerpos de agua. Esta belleza se determina también por su
alto grado de conservación que el poblador indígena kechwa lo aprovecha de manera sostenible, lo que
permite mantener la salud del suelo, de los ciclos naturales del aire y del agua de zona natural ubicada en
la cuenca del Alto Shanusi (ANECAP, 2017).
En cuanto al valor cultural y tradicional, la comunidad nativa de Yurilamas presenta vestigios notablemente
conservados como instrumentos rudimentarios tales como Rumi Macana (mano de piedra) objeto
empleados para moler los diferentes insumos agrícolas, que dan testimonio de la herencia de sus ancestros.
Asimismo, este lugar aún mantiene sus tradiciones tales como las danzas, artesanía utilitaria (cerámicas,
tejidos, cestería), fiestas costumbristas y demás (Chavez Rodriguez, 2023).
A pesar de que existe una gran variedad de recursos naturales y culturales susceptibles de explotarse con
fines ecoturísticos, actualmente la población presenta ciertas limitantes y conflictos, ya que no existe
organización, ni acuerdos institucionales en los gobiernos locales, regionales y ONG´s hacia los pobladores,
para que estos recursos sean aprovechados de manera sostenible para fines ecoturísticos ya que es la base
del desarrollo socioeconómico de la comunidad nativa (Chang Alva & Reategui Linarez, 2021).
Entre las principales actividades socioeconómicas a las que se dedican los habitantes de la comunidad
nativa de Yurilamas sobresale que de un total de 120 pobladores kechwas, en su mayoría se dedican a la
agricultura y la caza de animales del monte. Sin embargo, dichas actividades no son suficientes para cubrir
las necesidades de la población propiciando una serie de atrasos económicos y de bienestar social como la
deforestación, monocultivo, emigración, servicios básicos como educación y salud (Ichpas Adauto et al.,
2017).
Desde esta perspectiva el ecoturismo es una alternativa de desarrollo local, ya que generaría una serie de
beneficios económicos para la población y a su vez contribuiría a la conservación del lugar.
2. MATERIALES Y MÉTODOS
El tipo de estudio fue cuantitativo, de diseño descriptivo, la población de estudio estuvo constituida por
todos los habitantes de la Comunidad Nativa de Yurilamas y los recursos turísticos de su espacio geográfico,
con una extensión de 31,838,25 km2. Según datos del Centro de Desarrollo e Investigación de la Selva Alta
(CEDISA), la población total asciende a 120 habitantes distribuidos en 40 familias. Debido al tamaño
reducido de la población, no se determinó un porcentaje específico para la muestra. En su lugar, se
consideró a los 40 jefes de familia como representantes de la comunidad, con el fin de determinar el nivel
socioeconómico de cada familia. Los métodos utilizados se basaron en una combinación de técnicas de
recolección de datos, como el diálogo, la encuesta, la observación, el fichaje y el análisis documental, para